¿Qué se dice?


Fue tan largo el duelo que al final, casi lo confundo con mi hogar...

Pero, ¿cómo se hace para que la ausencia no nos golpee tan duro en la cara que prefiramos cubrirnos como si estuviéramos llenos de vergüenza, peor, de miedo? ¿Cómo se entienden las partidas cuando no hubo despedidas? Dicen que duele más cuando te has quedado con cosas pendientes que decir, pero cuando amas de veras, decir «te quiero» una vez no basta. No sé cómo se debe de preparar para el final ajeno, supongo que es inevitable sentir que te desintegras por dentro. Todos sabemos que tenerlo todo no significa gran cosa. Es más, no significa nada; porque siempre hay algo más. Y no sé bien si lo afirmo o lo pregunto. La soledad es algo, y mucho más. Sobre todo hay un vacío insaciable que con nada se puede colmar, como un agujero negro que consume todo eso con lo que intentas llenarlo. De ahí viene tanta angustia, ese desasosiego, aunque por fuera te mantenga impasible, y hasta llegues a reír. Y ahí está: uno es su propio infierno.


Lo de arriba, de la Vetusta.