A las piezas de mi rompecabezas.

¿Cómo entender el paso del tiempo sin dejar de sorprendernos? El tiempo no pasa solo, aún creyendo que va de largo impertérrito. Viene con esa carga de emociones, sentimientos, acontecimientos, situaciones complicadas, momentos que atesoramos en recuerdos como la joya más preciosa, en fin; una gran carga de pirotecnia emocional y emocionante que nos hace estallar en lágrimas y también en sonrisas, con tanta facilidad igual que con todo un caos. Y yo, que me maravillo con cualquier vuelo y me dejo ir con el pestañeo de unos ojos, me parece tan fácil que en todo este azar que es la vida, las personas propias encajen a la primera en este juego tan intrincado entre tantos impropios.

Para todos, Ella.

Tus brazos tibios forjando almas,
tu voz queda aunque palabras fuertes
tu mirada tierna vistiendo todo quebranto.
Tu mano serena y firme
tu hombro amigo
y tú, como María, todo lo guardabas en tu corazón.
Cambiaste desprecios por sonrisas
hambres por consuelos
dolor por valentía
…y todo lo guardabas en el corazón.
No tengo hubieras,
tal vez muchos quisiera:
quisiera detener el tiempo entre tus brazos.
Quisiera que te supieras la más amada.
Quisiera que vieras como crece la vida bajo tu amable sombra.
…y que todo lo siguieras guardando en tu corazón silente.
Ya no te duele, ya tú sonríes;
repito tu nombre fuerte 
para que me acojas junto a ti.
Te dejo ir, confiando que allá habrá más luz, 
que allá no existe la palabra soledad.
Aquí seguirás, en la excepcional huella de tu existencia.
Y todos, todo, lo seguiremos guardando en nuestro corazón.



Julio 12 de 1945 / Febrero 15 de 2017.