2014.

Otra vez: de frente al ayer y con la espalda al futuro, tratando de observar detenidamente todo eso que podemos decir vivido, pero también con la duda en la conciencia, si algo de eso de verdad existió; si de verdad fui y vine, en realidad baile y canté hasta las desesperaciones, si me bebí hasta lo inverosímil que me sirvió para jurar decenas de nunca más. Conocí y desconocí. Lo que pensaba perdido sin querer lo volví a encontrar y lo que guardaba seguro se escapó sin decir adiós. Así es esto, uno nunca sabe cuando van a morir los recuerdos y cuando sigilosamente van a surgir nuevos sentimientos. Le puse punto final a una historia feliz que de la nada se volvió sombría y escalofriante. Fui tan triste como siempre y como nunca, me reí a carcajadas estruendosas pese a todo y ya no supe si de indolencia o de puras ganas de disfrutar hasta las derrotas. Entendí que los sueños sólo se pueden disolver en la realidad, porque aunque realizados, nunca dejan de parecer mera ilusión. A pesar de las restas, sumé y multipliqué, ¡vaya que multiplicamos! Con eso comprendí que los milagros existen y no precisamente resplandecen. Se me escapan tantas cosas... el tiempo es eso que te besa y abraza para después dejarte caer todo el peso encima y no hay como huirle. Casi al final, empecé a conocer de magia, esa magia de las alas y que volar no harán, pero se le parece. Creo que soy insensatamente más feliz que antes, o tal vez cada vez estoy sintiendo menos que me voy muriendo por dentro. No sé si estoy para decirlo, pero dejé de autodestruirme y vamos a lo peor porque me siento más susceptible a que cualquiera me haga trizas (cualquiera con nombre y apellido nada elegido al azar) pero ¡dale valiente! la que no arriesga... 

Bueno, ¿Ahora qué sigue? 

Deseos.

Quiero que quiera besarme porque ya no sabe qué más decirme.
Quiero que quiera tomarme de la mano para que no me vaya volando.
Quiero que quiera abrazarme porque ya no puede tenerme más lejos.
Quiero que quiera sonreírme para dejarme sin palabras.
Quiero que quiera ser feliz y más aún si quiere serlo conmigo.

Léase con sigilo, a modo de suspiro.

Me gustaría poder decirte que nadie podría quererte más que yo
que de nadie leerás palabras que te hagan sentir como las mías
que te quise antes que nadie
                                              y lo haré después que muchas.
Me encantaría afirmar que toda mi locura vale la pena
que si juntas una vez mis pedazos
 ya no volveré a derrumbarme más
que todas mis indecisiones nos llevarán a algún lugar.
Ojalá pudiera decirte siempres y no tengan fecha de caducidad
que tomándome de la mano no me voy a echar a volar
que con un beso y todavía después me voy a callar.
Amaría poder decir que esto nos sirve de puente
                                                                             y no importa qué demonios lo sostenga.
Me encantaría no llamarle nostalgia a los suspiros que al final
no es más que añorar el aliento que flagrantemente me has robado
Me gustaría todo eso
y cada día
en este desastre entre rota y descosida
encuentro algo que suena a mentira,
que no puedo jurar.
Lo que sí, es que me encantaría curarme de ti
Espero sugerencias,

                                y que sigas viviendo en la salud.

El veinte más pesado.

Nov 29 2014
día después de.


Por más bien que escribas, no puedes matar a alguien con palabras.


A-penas acabo de caer en la cuenta de que tengo un muerto. Y ahora tengo que entender que murió, todo esto para no cargar con un fantasma en los hombros, y a los muertos se les lleva flores y se les llora por catarsis. A los muertos se les reza para que descansen, pero yo estoy para que me recen y descansar, y quiero llorar, tengo que; ahogarme en un llanto estúpido que terminará perdiendo el verdadero sentido por la que empecé a llorar, tengo que llorarle porque perdida que no se llora, no es perdida, y por supuesto que perdí algo, y no sólo doy vueltas a lo mismo por marear, sino porque me están lloviendo veintes, muchos, a raudales... estoy inundándome de veintes y no me quiero ahogar.