Correo urgente.

Tiene que parar. Tiene que detener toda esa manera de ser tan suya. Tiene que dejar de no mirarme, de hacer como que no existo, de saltarme en el camino, de colocarme siempre en el punto ciego; sobre todo tiene que dejar de escribir como si creyera que ésta que lo lee es indolente a sus palabras, como si no supiera que me hace sentir, aunque si lo sabe, qué bueno, si no, no importa. De la manera más atenta solicito que se detenga, no es sano. ¿Cómo puede ir por la vida amando de esa manera sin pensar en las consecuencias? No puede seguir haciendo que se me trepe el corazón a la boca y me estallen las entrañas en mil mariposas, si de verdad no le importa.

El tiempo lo cura todo.

En un principio todo parece tan complicado... 
Esperé a que vinieras, esperé y esperé mucho. Figuré de quicio de puerta, de marco de ventana y hasta de estatua de acera; sí, tiempo pasado. Mañana, tarde y noche de aquel pasado de mierda. Un «no puedo seguir» hubiese bastado... no, no hubiese bastado, pero sería diferente, ¿sabes? Por eso no puedes volver cuando yo ya he terminado: seguí. Seguí y entendí que no podía cortarte de tajo. No había que aprender a olvidarte, sino a vivir recordando, aunque no niego que a veces me gusta asomarme a lo que no tuve contigo. A veces nos veo siendo lo que no somos y nunca seremos. Lee como acepto con enorme optimismo que ya no me importa ser contigo. No sé si fue por alguien más, tal vez te encontré repartido. Todo el mundo llevaba pedacitos de ti, unos más que otros, pero había decidido continuar. Sólo pensaba en encontrar una sonrisa y sonreír con ella y entre todas, de repente una sonrisa que lo borró todo. Juntó mis escombros una y otra vez y perdonó que me siguiera desmoronando. Una y otra vez el mismo desorden al que le huiste. El mismo desorden que te espero tanto y tantas veces y aún eso perdonó sin pedírselo y me abrazó el alma cuando más me temblaba. No negaré que te he echado de menos, pero ahora tengo algo. Algo que es más que tu recuerdo, algo que no eres tú, sino yo misma y alguien que me sonríe para decir que todo estará bien aunque se nos caiga el cielo encima. Tengo algo que no eres tú y quiero quedarmelo.