Correo urgente.

Tiene que parar. Tiene que detener toda esa manera de ser tan suya. Tiene que dejar de no mirarme, de hacer como que no existo, de saltarme en el camino, de colocarme siempre en el punto ciego; sobre todo tiene que dejar de escribir como si creyera que ésta que lo lee es indolente a sus palabras, como si no supiera que me hace sentir, aunque si lo sabe, qué bueno, si no, no importa. De la manera más atenta solicito que se detenga, no es sano. ¿Cómo puede ir por la vida amando de esa manera sin pensar en las consecuencias? No puede seguir haciendo que se me trepe el corazón a la boca y me estallen las entrañas en mil mariposas, si de verdad no le importa.

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