No es miedo...

Es como si cada vez que hubiese escuchado la palabra "amor" me dieran ganas de correr
de correr tanto y tan rápido que me tropiezo con mis propios pies
de correr a cualquier dirección, pero a donde corra, te encuentro ahí
tanto, que parece que he corrido a buscarte.
Como si la palabra misma me gritase "huye, vete lejos, tan lejos que yo no te alcance".














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