A quien entienda:


«Sí -dije- vé, vé, vé(sintiéndome, oh siempre, en el centro exacto del abandono). Vi sus ojos en el resplandor cortado de oscuridades hirientes, súbitas. Vi sus ojos en el sonido de la tormenta, en los colores ardiendo como pájaros muy efímeros. Que se vaya -me dije- yo no pretendo, no intento, no comprendo. No me dejes -dijo- no me exiles de ti. En lo alto, en lo puro del abandono. Llamarme a mí pequeña abandonadora. Antes de desaparecer vi sus ojos no comprendiendo. Trémulo gesto de mi cara para ir a llorar importantemente en la noche del no sé sabe quién es abandonado.»

Alejandra Pizarnik


Quise tomarme un tiempo para asimilar lo sentido. Ya sé, los sentimientos no se asimilan, sólo se sienten y párale de contar. Me lo tomé cargado y nada que lo diluyera para que no cayera tan pesado. No te tengo una frase que suene a refrán de abuelitas, ni un cuento con moraleja que te deje pensando y te haga entender, nada de eso. En algún otro momento, lo que sea que dijera lo haría con la terrible intención de alterar emociones ajenas, moverte un poquito el corazón o hacerte comprender al menos un poco; esta vez ya no, sólo quiero juntar pedazos: los míos. Verás, entendí que aunque el trayecto siga, esto ya no da para más. Puedo pasar horas y mucha tinta gastada dando millones de escusas para ya no seguir, el por qué terminé abandonando en lugar de seguir intentando. Me arrepiento de haber pedido una razón a la vida para lo-que-sea que ocurriese. Hay cosas que sólo suceden porque sí, y buscarle justificaciones es acabarlas del todo, buenas o malas, ocurrieron; como que crecimos, que nosotros ya no somos los mismos de antes, aunque eso no significa renunciar a lo que en esencia fuimos. Está bien, puedo entender que me hayas dejado atrás, mas no que te hubieras dejado también. Por eso no me vendas que los sueños evolucionan para justificar tu resignación; que madurar es adaptarse a la vida y que ésta se adapte a ti y que la felicidad es conformarse y todas esas tonterías que te hans obligadohecho creer. Si en verdad eso es vivir, prefiero no vivir. ¿Sabes? que te lata el corazón no significa que estés viviendo. En algún ingenuo momento comencé a fabricar la idea de que eramos diferentes, que quererse bastaba y sobraba, que podíamos con todo y más; we can be heroes, tarareabamos a Bowie. Nos creí irrompibles y vaya qué fuerza del estallido que nos voló en tan minúsculos pedazos, que ni pobres esperanzas de armarnos de vuelta como si nada hubiese pasado, y pasó de todo. Discúlpame, yo no quiero cerrar los ojos como tú aunque tampoco quiero entender. Ojalá John no se equivoque y vivir de verdad sea más fácil con los ojos cerrados. Ojalá pase pronto el olvido a recoger todo lo sentido, lo vivido, los malos y hasta los buenos recuerdos. Ojalá jamás te alcancen los remordimientos. Estoy renunciando, también es de valientes saber dejar ir. Tal vez no me sé valiente y aunque parece que no me atrevo, pero sé que puedo ser capaz.


pd. Te dejo cinco sonrisas, todas ya las conoces.


No hay comentarios:

Publicar un comentario