conjeturas de horas sin reloj.

Supongamos que hay otro tú y otra yo, diferentes, pero somos los mismos. Supongamos que nos encontramos de nuevo, otra primera vez (aunque esos hipotéticos nosotros no tienen idea de que ya hubo una vez) entre una multitud, nos identificamos (sin saber que nos reconocemos). Supongamos que la magia existe y que no hay física, ni química y que nosotros vamos mucho más lejos... por allá de la metafísica. Supongamos que el amor no se llama amor y que el miedo no tiene nombre y por lo mismo, no nos toca ni nos quema. Supongamos que yo no sé decir que no y que tú eres más de aquí. Supongamos que estar lejos son distancias y no olvidarnos aunque estemos lado a lado. Hagamos de cuenta que somos mundos que convergen y que tus fantasmas bailan plácidamente y con buen ritmo con mis demonios. Supongamos que soy yo la que te abraza sin que pidas que lo haga y eres tú quien me envuelve en palabras. Supongamos, por una vez, que no estamos hechos el uno contra el otro, y que siempre, siempre nos quedamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario