A los que siguen arriesgando:



A nuestra edad sabemos que nada es para siempre. Mis amigos y yo, se puede decir -por el tiempo-, que tenemos algún tipo de tradición de, cada que se acerca un evento importante para nosotros, jugar al cubilete. Tenemos una gran afición por agitar escandalosamente un vasito con 5 dados en alguna mesa con una caguama encima de alguna cantina. Nos encanta jugarnos al azar quién será el tremendo afortunado de invitarnos otros tragos. Es muy simple, todos sabemos la mecánica (mentira, yo no, a mí no se me dio la contadera). Bueno, la cuestión es que al que le salga en fortuna todos los dados con puntitos, pierde. Pero no solamente observamos pacientes a ver qué deparó el azar, no. Cada que toca el turno de uno, nos atrevemos a gritarnos el clásico "si se puede" o "ya vas a perder". Cada que alguien tira y tiene que volver a echar los "dados con puntitos" para completar más puntos de los que ya se tiene, lo acusamos de "arriesgado". Siempre pasa que alguno no quiere perder y decide dejar de seguir intentando; pero no, siempre decimos: la cuestión es arriesgar. Tirar y tirar. Arriesgado, arriesgado, vamos arriesgado. Nunca sabes a ciencia cierta qué es lo que va a pasar. Como puedes perderlo todo, puedes seguir y seguir ganando. Nadie nunca respeta la cobarde decisión de no seguir intentando, de no seguir sumando puntos... si de plano la suerte dicta que debes perderlo, estallamos en risas y colocando un gran cero. Cero. 0. Suerte para el próximo turno. Porque al cabo de otra vuelta, tendrás una nueva oportunidad. Así lo mismo con enamorarse. En palabras de Alejandra Pizarnik, "nos enamoramos pero sabemos que nada es para siempre. Por eso nos arriesgamos, por eso nos entregamos hasta quedarnos vacíos". En realidad, enamorarse es como jugar al cubilete; cobarde el que no arriesgue, sin importar si te quedas con todo o en ceros. Arriesgar. Nadie asegura que tomando todas las precauciones y decidiendo quedarse al margen no perderás. Arriesgar, el que no arriesga, no gana. Y si pierdes esta vez, ya terminará la vuelta y tendrás una nueva oportunidad. Mientras haya vida, hay oportunidad. Mientras haya vida... o no se acaben las caguamas.






Una de tantas pláticas, en el 2015.
De amor, amigos y cubilete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario