A los que quedamos y celebramos la vida de alguien que colmó al mundo con su existencia:

Hace rato que pienso que no hay que conocerse mucho para quererse. Cuando alguien parte hacia la eternidad, lo más cerca que estás de expresar algo, es el silencio. La oquedad que no puedes llenar con ninguna palabra. Porque hasta el ánimo resulta oprobio. Me tardé una vuelta al sol después del suceso en «tratar» de decir, escribir algo al respecto... y todavía trato. Lo intenté hace rato y al parecer no hay palabra que colme eso que se siente, que sentí entonces; pero me gustaría dejarle algo por aquí, aunque sé que ya no lee como antes, que sus ojos están cerrados para esta realidad que nos queda (¿o realidades? No se me olvida que hasta le contagié mi síndrome de Oliveira). Aunque bueno, apelando a mi honestidad, lo dejo para mí y para aquellos a los que nos ronda y ronda la memoria. Me acuerdo (y juzgarán con un ¡qué extraño!) de Julio Cortázar, porque ahora sé lo que sintió en aquel 1967 trágico; también hace un año me encerré en el baño a estar sola, a llorar, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir. No quiero hacer un desglose de mis recuerdos o las experiencias, tal vez porque de las últimas tengo nada sin embargo muchas palabras que figuraron en la acción más esplendida en los que tienen alma, no es mi intención; solamente escribo para decir que a un año, sigue igual como antes, que existió y exisistirá, cada vez que me pedía una sonrisa y el mejor consejo que jamás alguien podrá dejarme: "Quien tiene miedo a que lo hieran, no tiene derecho a amar". 

Y perdón a Julio, pero le tomo aquel poema sobre el Che que le escribió a Roberto Fernández Retamar en aquella lastimosa carta que le dirigía por el duelo.

Yo tuve un hermano. No nos vimos nunca
Pero no importaba. Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario