Regalo de cumpleaños.



«Cuando empecé a escribir, lo hice por miedo. Pensé que podía olvidar, o que podía fingir olvidar, o que podía fingir que fingía, o que podía hacerme adulta»
Miranda Julie. Nadie es más de aquí que tú.


No soy persona de dormir, por eso aprendí a fabricar sueños con los ojos abiertos. Un día de muchos, tal vez de esos grises que uno suele callarse en el resumen de noticias y sobre todo en la biografía, le confesé que más de una vez había soñado, aunque no sea buena ni menos grande, con hacer palabras que alcanzaran para verlas en un libro. ¡Vaya magia que fue decirlo! Vaya magia que hace el cariño. Ya no son sólo letras con alas que vuelan al olvido, ahora planean en hojas de papel y se codea en el mismo estante con mis favoritos. Desde hoy sueño despierta con historias que contar. Voy a escribir la nuestra, aunque no prometo decir la verdad.





PD: Si tu yo, no creyera en mi yo, ni el recuerdo de mis pedazos quedaran. El infinito se hace pequeñito comparado con mi agradecimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario