Martes.

Alguno de mis yos dentro de mí me sabe más que yo misma. 

Al día le faltaba ese sentimiento nuevo que me he presentado cuando sabemos que dentro de todas mis posibilidades, cabe tenerte de frente. Esos aleteos que duelen tan plácidamente en las entrañas; los quéserás que pinchan la conciencia, los ysis que llueven a borbotones e inundan el pensamiento. 

Lo sabía sin saberlo; de ahí la desilusión que respiraba sin entenderla tal cual, entonces encuentra razón mi cabeza de haber sido proscrita a algún planeta a años luz: no estarías en mi aquí. No te encontraría en donde siempre y como todas las veces, hoy no serías mi azar electivo. Lo sabía, pero me rehusaba a enterarme.

Entonces todas las partes se acomodan y las piezas encajan. Volver a respirar porque se respira, pensar porque se piensa y entender porque así es. Hablar como autómata, escribir porque hay tinta y mirar porque se ve. De todas formas, no irías a mis "ven".

Casualidad también es no encontrarse. 

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