Me concedo el placer y el beneficio
de no pensarlo para siempre; de pensarlo finito, que termina, que viene
con fecha de caducidad. Le sonrío a eso; le sonrío a eso que como viene
se va y vuelve. Siempre lo he dicho, que yo no quiero todo, yo con
mucho me conformo. No soy única, ni especial, eso lo sé, lo sabe y todos
lo sabemos, pero se agradece el gesto interesado de querer hacérmelo
creer; también le sonrío a eso.
Yo
no necesito de nadie que venga a voltearme el mundo y me ponga la
circunstancia de pies para arriba, un cabrón que me haga sufrir para
sentirme viva. Yo no necesito quién me complique la vida, ni tú, tampoco
nadie. Eso sí, todo el mundo necesita que lo hagan sentir especial pese
a no serlo realmente. Amar, de por sí, ya es dejar huella. Todos
necesitamos de todos como instrumento para hacer historia.
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