Si existiera un Dios tal vez él sería quien me entendiera...

Tan fácil que debió ser decir sí aquella vez cuando el deseo era más fuerte que lo que quería o podría soportar. No entiendo porque la negativa tiene arraigada a mi conciencia. También creo que debí retener más tiempo aquel vómito verbal, no, más bien debería reprenderme la mente anoréxica que no mantiene nada, que no soporta deglutir nada solido. Aquellos ven eran ruidosos; se escuchaban solidos, fuertes y constantes. Estoy hecha un lío y presiento que se me nota, que la pareja de un lado me ve como quien observa detenidamente un ovillo que hay que desenredar. Es ridículo; hasta les noto entusiasmo por haber encontrado el procedimiento a seguir, el punto de partida. Dije no, dije muchos noes. O dije un mudo sí con muchos peros, da igual. Como da igual estar aquí sentada sin hacer nada y ver como pasan vidas ajenas y con ellas la mía, porque no estoy haciendo nada. No sé si estuvo bien dejar que pasara. Dejar que creyera que para mí no era nada cuando en realidad era demasiado. Cuando en realidad... estoy harta de hablar de realidades mudas, de tener que explicar todo tanto. Debería volver y no estar sorbiendo lo que sea que esté bebiendo, -ni siquiera le encuentro sabor-. Y ahora que lo vivo y revivo aquel momento no estuvo tan mal, mas era avergonzante la cantidad de ganas de disfrutar aquello, era demasiado esfuerzo. no, eso tampoco estuvo bien. Debería volver. Aunque si vuelvo, ¿cómo lo digo? ¿cómo digo que más que ven debería ser quédate, que todavía valemos la pena? Aunque si se va, tal vez valgamos más la pena de no intentarnos pese a querernos. No, aquí nadie se quiere. No quiero querer. Él se irá y yo seguiré siendo el ovillo que cualquiera ve con intención de desenredar. No quiero decir que quiero. No. Eso tampoco está bien. Como no está bien arrepentirse, afrontémoslo: ganas nos sobraban, gusto nos faltaba. No puedo pretender volver a donde ya no hay sitio, donde en realidad nunca hubo. Tal vez el me entienda, - si existiera un Dios tal vez él sería quien me entendiera-. Estoy encerrada en un circulo de él. Estoy enterrada en el fondo de mi propia e irracional mente. ¿Cómo impido que abandone lo que no existe aún? ¿qué cara es la que se necesita para decir que me gustaría sentirlo? No me necesita porque su silencio y distancia me lo han demostrado. A mí no me hace falta. - si existiera un Dios tal vez él sería quien me entendiera-. Necesito salir de aquí y deshacerme de tantas miradas que ven más de lo que miran. Ahora me abaten los recuerdos y estoy sonriendo. ¿Sonriendo? No imagino lo expresivos que deben ser mis ojos en este momento. Me tiemblan los dedos al saber que lo tengo a la distancia de tres letras. Me duele decirle ven ¿Y si viene? No sabría que decir, supongo. - si existiera un Dios tal vez él sería quien me entendiera-. Al diablo las palabras, afuera no llueve como en mi mente. Ojalá la conciencia se callase a besos. Dios, el sentir el no sentir es el verdadero infierno en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario